Seguimos con una nueva entrega de leyendas de El Bierzo con El Bierzo entre demos. Por todos es sabido que muchas de las historietas típicas que se cuentan en cada pueblo tienen bases similares a las de otros pueblos. Cambian los personajes, lugares y nombres pero la historia es la misma.
El caso es que esta historia nada tiene que ver con ninguna otra que hayas escuchado. Ocurrió en los años 50 en un pueblo de carreteras sinuosas y escondido entre montañas. Cerca de Balboa, encontramos el pueblo de Paraxís, el protagonista de nuestra historia.
En este pueblo berciano se encuentra la única talla del demonio fuera de retablo de España. ¿El origen de ella? Quién sabe. Ni si quiera nadie sabe cómo llegó a la ermita del pueblo. El caso es que ya desde el siglo pasado está presente y los lugareños le guardan respeto. Cariñosamente se le conoce como el demín.
Esta estauta, ahora restaurada pero grandes muescas de llevar mucha vida por delante sigue encerrada en la ermita del pueblo tras que sucedieran los catastróficos hechos.
Los 50: el Bierzo entre demos
Fue en los años 50 cuando en una noche de juerga 4 jóvenes sufrirían los estragos del vino de la peor manera. Y es que fue su mala decisión de sacar en procesión al demín lo que no hizo olvidar al pueblo esa noche.
A penas después de alejarse un par de pasos de la ermita, el demo saltó y de castaño en castaño desapareció en el bosque. Los jóvenes, asustados por lo que pudiera ocurrir, dispusieron toda su energía en recuperarlo y volver a esconderlo en la ermita. Y lo cierto es que lo consiguiron, pero más cierto es que vino acompañado de una voz que les decía que iban a morir todos de muerte no natural.
Y así fue, cuentan los vecinos que uno murió aplastado por un carro, otro sus últimas palabras fueron en la cantina echando la partida «os voy a enseñar una canción: morreu Vielo, morreu Vielo, que Dios lo tenga en su gloria «, y después salió de la cantina y se murió en la puerta. Y de los otros dos poco se sabe, que fueron en accidentes extraños.